Vivimos en una eterna incertidumbre, y la única forma de asumir esa incertidumbre es a través del arte.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Es eso, aprendizaje.

Respira ondo. ¿Cuantos problemas te llenan la cabeza? Te presionan, te hacen verlo todo negativo. Seguramente seran bastantes, la mayoria existenciales y otros con poco significado, pero al fín y al cabo, problemas.
Nacemos, un dia, de un mes, de un año, de un siglo, de un milenio, de una larga historia. Nacemos y crecemos, con nuestros más y nuestros menos, con nuestros entretenimientos. Con una familia que nos educa, que nos enseña, que nos muestra. Y ese entorno, decide de alguna manera, el camino en el que pondremos nuestros pies, el camino que seguiremos, pero ha veces, tambien nos equivocamos, nos caemos en ese camino y nos damos cuenta de que ese en concreto, no es el nuestro, al menos no por el momento, y damos la vuelta y empezamos otro, con otras ideas, con otros pensamientos, con otros motivos.
Y así, vamos creciendo, creciendo y equivocandonos. Pues realmente, de los errores es de lo único de lo que se llega a aprender. Experiencia, la experiencia son la suma de errores que has cometido y que ahora lo que hacen es hacerte mas sabio.
Y nos enfadamos, gritamos y queremos vivir, vivir sin preocupaciones, a lo loco y sin motivos aparentes. Queremos correr y que nadie nos pare, queremos caernos y levantarnos solos, queremos necesitar ayuda y que nos la den sin rechistar. Y pedimos, pedimos cosas, nos conceden unas y nos niegan otras, asi es. Y queremos saber, saber cosas, conocer y lograr metas, queremos subir a la cima y no caernos, hacer equilibrios por la cuerda y no caernos, queremos logros. Lo queremos todo,  sin dar nada a cambio, eso es. Y esperamos que lleguen, pero no es tan facil ¿No?
Y comprendemos que hay que seguir a delante, trabajando, esforzandonos, comentiendo errores, perdonando los de los demás, mostrando al mundo como eres y esforzarte por sobrevivir en esta absurda sociedad materialista. Y caminamos, corremos, paseamos por esa línea, en la que esperamos que al final aya algo maravilloso, algo que recompense todo lo perdido por el camino.
Y miramos a nuestro al rededor, intentando captarlo todo, almacenar todas las imagenes que puedas, guardarlas en tu mente.
Y disfrutamos de esos momentos.
Y seguimos, sin prisa pero sin pausa, con los pies por delante si hace falta, pero sigues.
Y te paras, te paras porque ya ves el final desde donde estás y descubres que no hay nada que merezca la pena, y te paras y respiras, y dices, ¿por qué no? y te quedas estancado, un poquito en ese punto de tu camino. Y miras atrás y ves las imagenes de todo lo vivido, te todos esos momentos, situaciones, errores, ganancias y caidas, de todo y un poco más. Y te lamentas por haberlo perdido todo por nada. Y te quejas de dolencias que no existen.
Y llegas a un punto, en el que te das cuenta, de que lo que realmente te esperaba al final, era la experiencia.
Tu propia vida, es el mismo regalo que te dan cuando la culminas.
Y después de esta pausa, sigues andando, porque ya sabes lo que hay, y realmente, te gusta. Saboreas tu vida, sonriendo al recordar y en tu cara se dibuja una sonrisa, pues sabes que es el mejor de los regalos.
Y miras a los que estan en el camino y les dices:

- No os engañeis, haceros a la idea de que, estáis aquí, en el suelo firme, y habeis venido para aprender.

Pues eso es lo que tú has visto al final, y realmente, no te descontenta.

Firmado: Esa persona que no sabe de lo que habla, pero que se lo imagina.

No desperdicies jamás el recuerdo del camino recorrido

Sigo perdida, realmente aturdida y cansada por el monotono sonido de la televisión de fondo.

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Hoy no estoy inspirada, el café quema mi garganta y mi cuerpo duerme sobre el frío suelo del lugar.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

† Condenas.


Todos se habían ido y nadie quedaba en aquella habitación, la habían dejado a ella sola, con su Vodka y su guitarra. Conecto el amplificador y un primer acorde llenó el espacio para dejar paso al siguiente, uno detrás de otro y al final una canción.
Su pelo largo y rubio  británico contrastaba con sus ojos oscuros y tez blanca, acompañada de labios negros y sobra de ojos del mismo color. Ella tocaba su guitarra haciendo vibrar los objetos de esa casa en la que no había nadie, pronto llegaría el vecino a quejarse por el ruido, acompañado de otros tantos con las mismas pamplinas. Tenía poco tiempo y quería aprovecharlo al máximo, subió el volumen del amplificador hasta que no oyó ni sus propias palabras y rasgó con las uñas las cuerdas de metal, miles de acordes sonaban ahora a lo largo de toda la calle y los vecinos se gritaban para hacerse oír, nadie sabía que pasaba, pues la música provenía de todas partes, todos se peleaban por obtener la razón y Mía sonreía desde la habitación, sabiendo que era la causante de toda esa disputa.
La joven se dijo que ya era suficiente y dejó la guitarra a un lado, todo quedó en silencio ahí dentro. La chica bebió un par de tragos de ardiente Vodka negro y se encendió un cigarro para quemar sus ideas una vez más. Expulsó el humo con sus labios negros y bajó las persianas, la oscuridad le impidió ver su reflejo en el espejo y se durmió en el suelo con la cabeza cargada de humo, alcohol y notas.

Su música los vuelve locos, locura dañina. 

Pensamientos a piel de náufrago.

Hoy la sal sabía más, hoy el agua era más cristalina, hoy la isla aparentaba ser más de lo que realmente es. 

El náufrago de la isla 13. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Noviembre.

Un cachito de mi invierno es lo que os doy. Una pequeña parte de esas que se saborean y después te producen un grato escalofrío. Un cachito cargado de bufandas y de manos frías al calentarse con una taza de café humeante. 
Mi noviembre tiene como atrezo los árboles con una o dos hojas que luchan por quedarse amarradas y no caer al igual que sus hermanas, los paraguas negros cubiertos de pequeñas gotas y el cielo gris típico de películas de miedo, tiene como escenario mi casa y el café caliente sobre mis labios, y el público son los propios pájaros del solitario balcón de mi cuarto, con sus graznidos a voz de canto y la sinfonía de las urracas negras en tejado de la casa de enfrente.  
Este año el invierno llegó anticipadamente y el otoño le dejó paso con maestría. El frío cala los huesos antes y las gotas de lluvia son ya muy normales sobre el cristal de mi ventana. Por la noche, las nubes descansan y el cielo se abre dejando ver las estrellas. A la mañana todo se vuelve gris y ni los rayos del sol logran atravesar el espeso algodón del tejado del mundo. 


El viento y la lluvia acarician el tejado de mi casa y la sinfonía se produce en todas las habitaciones despertando al invierno de mi interior. 

Ciudades perdidas.

Salimos de una etapa y entramos en otra. Cuidad pequeña la mía. Conocemos gente, dejamos atrás a la conocida. 

Así es la vida aquí. Preocupándome por pequeñas cosas que hacen mi día a día. Sintiéndome responsable de grandes catástrofes lejos de mi hogar. En esta ciudad pequeña, los caminos se cruzan y la gente se conoce. Aquí la lluvia sabe igual en todos lados y las farolas alumbran de igual modo. En estas calles que componen mi centro el cristal es cristal y el carbón es carbón para todos, no hay diferencia. 

Y es lo que me gusta, lo quiera o no, es lo mío este lugar. Esto es parte de mí. Es el punto que finaliza la palabra <<YO.>>  pues sin ese punto nada es igual. 

Y mi ciudad, amada ciudad, lugar que cruzan las carreteras. Destino de miles de personas, partida de otras tantas. Lugar de encuentro, lugar de despedida. Es así, y yo no lo cambio. 

Realidad es que he deseado vivir en otro sitio, pero esto es lo mío quiera o no. Y aquí e nacido, y de aquí partiré para morir en otro lugar. 



pd: Amada ciudad la mía. 



Como un cubata sin hielo. Como una noche de frío en verano. Como una sonrisa en un entierro. Como sangre azul. Como un café con sal. Como una mirada de odio en un cumpleaños. Como el calor en invierno. Como un relámpago rojo. Como la soledad en una gran ciudad. Como la tristeza en una fiesta. Como un sobrio en una discoteca. Como un perro verde. Como una estrella que a dejado de lucir. Como la sonrisa de la muerte. Como un hada en un bosque en cenizas. Como el humo de un cigarro multicolor. Como la caricia de una flor marchita. Como el odio de alguien querido. Como el amor de alguien prohibido. Como un <<nosotros>> en una guerra. Como la compasión entre fusiles. Como un NO cuando todo es SI o un SI cuando todo es NO. Como mucha gente bajo el mismo efecto de la felicidad. Como un mismo sentimiento por parte de dos. Como un mechero gastado en la oscuridad. Como una llama que no alumbra. 


Así eres tú, antinatural. 
Rebusco en el baúl. Tiene que estar por aquí, no se puede haber esfumado. Lo he perdido, lo he perdido, lo tengo claro, soy un desastre. 

...

Lo encuentro, está en mis manos, es mi corazón. 

Tengo mucho que...

Mi sonrisa la cubren pequeñas gotas congeladas haciendo que los labios se me mojen y ésta parezca triste en vez de alegre. Todo sirve en este juego. Todo esta permitido. No hay reglas.

Ella me está esperando, pero yo no quiero ir. Ella me quiere llevar lejos, pero yo no quiero ir. Ella me quiere salvar de todo esto, pero yo no quiero ir. ELLA, es el arma más dañina que conozco, y el lugar es ficticio. 
Conozco los efectos, conozco mi reacción y la cara de mis padres una vez más al ver la mía. Lo conozco todo, pero todavía tengo mucho que aprender. Dejo aparte el paquete , es polvo blanco, como el azúcar glas. 

Mi puerta suena, es él, conozco el sonido de sus nudillos sobre la madera demasiado bien como para no reconocerlo. 
Entra sin obtener mi respuesta, él también me conoce muy bien. 
Sonrío tristemente y él se sienta, alejado. Ha visto el paquete, me tiene asco, ya no quiere estar aquí, se queda por cortesía o por petición de mis padres, ya no me tiene cariño, quiere huir de mí. 
Tiro el azúcar a la papelera y abro la puerta. <<Te  puedes ir, no tienes que quedarte, no hace falta, se que me odias>> digo en susurros algo cansados, algo entrecortados, con lágrimas incluidas en cada sílaba. 
Su mirada se incrusta en mi corazón y me abraza. Es un abrazo de despedida, de lástima, de esos que te dan por no decirte "me das pena", es de esos que nadie quiere recibir. 
<<Te echaré de menos>> digo ya más relajada. <<No tienes porqué>> dice cortante, indiferente. Yo le miro sin entender, me está diciendo que no le eche de menos, me está diciendo indirectamente que nunca ha sido su placer estar en mi presencia, o al menos es lo que yo percibo. <<Porque no me voy a ir>> sonríe cerrando la puerta y sentándose en mi cama. 

Tengo mucho que aprender. 
Tengo mucho que ver. 
Tengo mucho que conocer. 
Tengo mucho que decir. 
Tengo mucho que callar. 
Tengo mucho que guardar. 
Todavía tengo mucho que  hacer. 

Yo sonrío cansada, tiene mucho que enseñarme. 

sábado, 10 de noviembre de 2012

Pero ella es feliz.

Ella peina sus cabellos. Cabellos blancos como la nieve de las montañas, cabellos blancos que reflejan todo su mundo. Termina de acariciarlos y los convierte en una larga trenza cristalina que llega hasta la línea de su cintura.
Ella mira por la ventana y piensa en toda su vida, largos años y rápidos momentos. Ella ha vivido mucho, ella a soñado el doble y a sentido toda la gama de sentimientos en su corazón. Su alma suspira, su mente respira y su corazón palpita, una otra y por tercera vez. 
Sella sus labios con un caluroso roce de sus propias manos en un movimiento involuntario. 
Nell se siente feliz, por dentro, pues su cuerpo ya esta cansado y el aceite para los engranajes ya no funciona como antes. Las pastillas ya no revitalizan su mirada y su largo cabello pierde el brillo de su juventud, pero ella es feliz. 
Comprende que tiene que dejar hueco a nuevos seres en este planeta y cierra los ojos, quiero dejarlo todo, ella no esta triste, ella esta feliz. 
Coge la maleta, cargada de momentos de amor, momentos de ilusión, risas, suspiros, miradas graciosas, cara raras, colores de ojos y sueños esfumados en el aire como el humo del cigarrillo que se fumó por primera vez, su amor platónico, su amor duradero, su amor de niña  su amor de joven, sus amistades, sus carencias, sus pesares y sus ideas, toda su mente y un poco más esta metida en esa maleta. 
Nell respira por última vez y la maleta se esfuma complementándose con la propia piel de la anciana. 
Ella mueve la mano hacia su corazón para sentir como palpita finalmente. 
Todo queda en silencio, como cuando un tren abandona la estación y queda un vacío. Esta vez, un alma a abandonado el mundo, para viajar a otro lugar, cual tren bajo la lluvia, hacia las nubes. 
Las cenizas de lo vivido se esfumas, pero ella es feliz. 
Un corazón cansado deja de latir, pero ella es feliz. 

Pero nada.

Podría escribir una poesía, 
algo que indicara mi sentido común,
podría escribir alguna palabra bonita, 
algo que mostrara mi sonrisa al fín, 
podría mentir con alguna mirada, 
y hacerte sentir felíz, 
podría escribir un gran texto, 
mostrando mi maestría sobre el papel, 
podría reír ante la pantalla, 
para transmitir calurosos sonidos, 
podría hacer maniobras, 
de títeres viejos en una caja de cartón, 
podria abrir el telón, 
y mostrar al publico mi corazón, 
podría,
podría, 
podría, 
pero no sale nada, 
y la cascada está seca. 

Media vuelta y adiós.

Dos pasos, uno más y ya está. Lía contempla la tumba, impasible, sin restos de emoción en su delicada piel de marfíl. Y una cascada de olas caía por su espalda tapando el dibujo de la camiseta, tapando su cuerpo, escondiendo sus sentimientos. Ella no volvería a ese lugar  lo tenía claro y estaba decidido. Un último vistazo al nombre de la difunta y media vuelta para marchar.

Pero no se dan cuenta.

Ella camina con las manos frías por una calle en completo silencio. Ella camina firme, sin ningún ápice de incorrección en su aspecto. Ella observa como el vapor de su boca cuando expira y se asemeja el humo de un cigarrillo. Siente el impulso de llevarse el dedo indice y corazón a la boca, aspirar, expirar y expulsar el humo haciendo como si fumara, como cuando era pequeña, pero la chica no sigue el impulso y sigue con el semblante impasible andando por la acera de esa vacía calle. 
Se da cuenta de que está sola, se percata de la soledad propia de ella en esos mismos instantes y se dice ¿Por qué no? Deshace el nudo de la bufanda atada a su cuello y se la quita, comienza a saltar por lo largo del asfalto como cuando era niña, empieza a reír sola, sola y acompañada, sola y feliz. Quiere aparentar ser mayor, quiere hacer creer que puede con todo, tiene la intención de engañar al mundo haciéndoles creer que es mayor, pero no, ella es una niña, ella todavía quiere ver los dibujos y comer palomitas en pijama, se da cuenta, de que no es mayor y que realmente no le gusta fumar, ni vestir bien ni peinarse correctamente  ella quiere quedare con sus amigas y cotillear sobre los jóvenes de su clase, ella no quiere pintarse la cara ni aparentar lo que no es. Pero la calle gira en una esquina y la joven se coloca la bufanda, se hace el moño en lo alto de la cabeza y se retoca el maquillaje, ella vuelve a ser lo que no quiere ser, y continua su camino. 
Esta página está arrancada.

Mechero.

Una llama en la penumbra, procedente de un mechero, una llama que ilumina, el escaso espacio hueco en el que me encuentro, una llama que deja entrever sus manos y poco más, una llama que oculta nuestros rostros cegando la vista de los presentes. 
Es curioso, me digo, es realmente sorprendente, que seamos nosotros los aquí presentes los que dejemos las flores. 
La situación es distinta y no lo entiendo ni yo, el aire es extraño y respirar cuesta. No contare la historia que acarrea este momento, pues no es del todo importante, no contare lo críticamente correcto a lo que estoy haciendo ahora, no contare nada, no diré nada, estaré callada y esperare el momento de salir. Un cuento más que llega a su fin ahora. 
Y una vez más, rodeada de personas cuyo rostro no alcanzo a ver, me doy cuenta de que la muerte no es el final ni la vida el principio. Y una vez más, comprendo la cuestión que conlleva este echo, yo estoy aquí, no me eh movido, yo estoy respirando no dejaré de hacerlo. 

Son confusas estas palabras, pues mis pensamientos están de fiesta en mi cabeza y no los veo con claridad, son confusos los momentos que mi cabeza me describe para que yo los escriba. Las historias dentro de mí, se juntan y se fusionan creando situaciones sin sentido. 

Esta página la arrancaré del cuaderno en un futuro y no quedará m´s que el recuerdo de su existencia, pero no puedo esperar a vaciarme de palabras y eh de redactar estas palabras e inscribirlas en el papel para así conseguir algo de menos agobio.