Nacemos, un dia, de un mes, de un año, de un siglo, de un milenio, de una larga historia. Nacemos y crecemos, con nuestros más y nuestros menos, con nuestros entretenimientos. Con una familia que nos educa, que nos enseña, que nos muestra. Y ese entorno, decide de alguna manera, el camino en el que pondremos nuestros pies, el camino que seguiremos, pero ha veces, tambien nos equivocamos, nos caemos en ese camino y nos damos cuenta de que ese en concreto, no es el nuestro, al menos no por el momento, y damos la vuelta y empezamos otro, con otras ideas, con otros pensamientos, con otros motivos.
Y así, vamos creciendo, creciendo y equivocandonos. Pues realmente, de los errores es de lo único de lo que se llega a aprender. Experiencia, la experiencia son la suma de errores que has cometido y que ahora lo que hacen es hacerte mas sabio.
Y nos enfadamos, gritamos y queremos vivir, vivir sin preocupaciones, a lo loco y sin motivos aparentes. Queremos correr y que nadie nos pare, queremos caernos y levantarnos solos, queremos necesitar ayuda y que nos la den sin rechistar. Y pedimos, pedimos cosas, nos conceden unas y nos niegan otras, asi es. Y queremos saber, saber cosas, conocer y lograr metas, queremos subir a la cima y no caernos, hacer equilibrios por la cuerda y no caernos, queremos logros. Lo queremos todo, sin dar nada a cambio, eso es. Y esperamos que lleguen, pero no es tan facil ¿No?
Y comprendemos que hay que seguir a delante, trabajando, esforzandonos, comentiendo errores, perdonando los de los demás, mostrando al mundo como eres y esforzarte por sobrevivir en esta absurda sociedad materialista. Y caminamos, corremos, paseamos por esa línea, en la que esperamos que al final aya algo maravilloso, algo que recompense todo lo perdido por el camino.
Y miramos a nuestro al rededor, intentando captarlo todo, almacenar todas las imagenes que puedas, guardarlas en tu mente.
Y disfrutamos de esos momentos.
Y seguimos, sin prisa pero sin pausa, con los pies por delante si hace falta, pero sigues.
Y te paras, te paras porque ya ves el final desde donde estás y descubres que no hay nada que merezca la pena, y te paras y respiras, y dices, ¿por qué no? y te quedas estancado, un poquito en ese punto de tu camino. Y miras atrás y ves las imagenes de todo lo vivido, te todos esos momentos, situaciones, errores, ganancias y caidas, de todo y un poco más. Y te lamentas por haberlo perdido todo por nada. Y te quejas de dolencias que no existen.
Y llegas a un punto, en el que te das cuenta, de que lo que realmente te esperaba al final, era la experiencia.
Tu propia vida, es el mismo regalo que te dan cuando la culminas.
Y después de esta pausa, sigues andando, porque ya sabes lo que hay, y realmente, te gusta. Saboreas tu vida, sonriendo al recordar y en tu cara se dibuja una sonrisa, pues sabes que es el mejor de los regalos.
Y miras a los que estan en el camino y les dices:
- No os engañeis, haceros a la idea de que, estáis aquí, en el suelo firme, y habeis venido para aprender.
Pues eso es lo que tú has visto al final, y realmente, no te descontenta.
Firmado: Esa persona que no sabe de lo que habla, pero que se lo imagina.
No desperdicies jamás el recuerdo del camino recorrido