Vivimos en una eterna incertidumbre, y la única forma de asumir esa incertidumbre es a través del arte.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Las verdades con b a mi no me valen.

Se frota las manos en sinónimo de frío y mueve los pies cual muñequita de marfil. Se sienta a la orilla del rio y sonríe cantarina a los pájaros mañaneros que le dan la bienvenida. El agua corre y algún que otro pececillo salta animado a contra corriente. Se recoge el pelo en una larga trenza mal hecha y descarga la mochila un tanto alejada para que el caudal no llegue a ella y la moje, a pesar de que el rocío ya se ha posado en su superficie. Los zapatos también los aparta, y la bufanda y la chaqueta. Después se lava a duras penas tiritando entre gota y gota que roza su estructura.
Tras un rato de escalofríos a conseguido entrar en calor, al sol de la mañana bajo el puente. Ve todos los grafitis que los jóvenes borrachos dejan cada noche e intenta entender su significado, finalmente se da por vencida y deja de pensar en ellos, disfrutando de la luz que calienta su cuerpo poco a poco.
La sonrisa de la cara se le borra al apreciar que alguien anónimo rebusca entre su escaso equipaje. Se levanta corriendo y llega hasta el lugar en el cual el ladrón sigue hurtando. No la ha oído llegar, ni se ha 
percatado de su presencia.

-                                       -HE TU- le grita empujándolo a un lado y agarrando sus cosas con desesperación.

Ella mira la cara del ladrón para saber a qué tipo de alimaña se enfrenta. Su sorpresa es mayor cuando la cara de ambos es poética. Es uno de esos chavales que con el espray pintan las alcantarillas.

-          ¿Qué intentabas hacer?- pregunta en un susurro inaudible.
-          Solo buscaba…- se rasca la cabeza, es una situación incómoda.
-          ¿Buscar? Venga, no me lo trago…- dice sarcástica apoyándose en la risa nerviosa.
-          Te lo juro…- dice, aunque tan poco convincente que ella se da la vuelta y vuelve  a su rinconcito al sol.
-          ¡ES VERDAD!- le grita- ¡YO NO SOY UN LADRÓN!- se escusa.
-          Si claro…- susurra, pero eso él no lo ha oído.

El chaval agarra el espray de su bolsillo y en un bloque de cemento justo en frente de ella escribe en tinta negra y con letras grandes.

“ES BERDAD”

Ella ríe, como no ha reído nunca. Las disculpas del chico no le valen, desde luego que no, las disculpas del chico, son tan erróneas como un “haber” sin h.
-          ¿De qué te ríes?- inquiere él, curioso.
-          Las verdades con b, no me valen.
-          Yo… yo no sé escribir.
-          Yo te enseño. – segura dice poniéndose en pie.
-          ¿Qué?
Ella sonríe, coge la mano del chaval y agarra a su vez el espray.
“AVRIL”
Logra poner en letras enormes por el cemento mojado de rocío.
-               -¿Ese es tu nombre?
-               -¿Cuál es el tuyo?
-               -Axel .
Y a continuación ella corre a poner debajo de su nombre el del chaval, si cabe, más grande aún. Después con pequeños saltitos vuelve al lado del joven para ver con perspectiva su obra de arte y asiente orgullosa.

-              -Las lenguas cambian, las reglas de escritura, todo cambia, todo menos tu nombre. Apréndete pues solo eso que es lo único que necesitamos para crecer. 


Solo importa eso, 
la estructura de yeso, 
el graffiti del beso, 
las miradas de travieso. 
Y para mi hueso
 impreso
solo soy un preso, 
de este suceso. 
-Ayúdame a escapar, de esta monotonía maldita-


a day like any other




Click Clack, click clack…

Hacen mis tacones contra el parqué de mi casa. Mi mano firme agarra el pomo de la puerta y salgo, quiero respirar, así, aire, aunque sea contaminado, solo eso, aire.
El fuego del mechero enciende mi cigarrillo y con una sonrisa en la cara aspiro humo y expulso ideas mientras mis tacones siguen haciendo…

… Click, clack, click, clack…

Ando, calle arriba calle abajo, tiendas, personas, animales, cosas, lo miro todo y observo poco, quiero quedarme con lo mejor de cada cosa, acordarme de los pequeños detalles de éste mi día a día. Continúo con mi expedición en busca de algo que ni yo he pensado. La gente no se para a mirarme, esta es una ciudad con demasiados problemas existenciales como para que se fijen en mí. Paso por un parque y hay un chico que sí se ha fijado en mí. Ahora mis tacones hacen…

….Clock, clack, clock, clack….

Se ha pegado un chicle en mi tacón. Me acerco al banco del chico que me sigue mirando y me siento. Me quito el zapato y lo observo, el tacón tiene un chicle amarillo. Alargo mis dedos y lo despego con asco tirándolo después al suelo con una mueca de repugnancia en mi cara. El chico me sigue mirando curioso. Me levanto y sigo andando, pero antes de doblar la calle vuelvo la vista y le miro con una sonrisa en la cara. Después sigo por la calle, ya tengo algo que recordar, a ese chico que seguramente no volveré a ver en mi vida. Y mis tacones vuelven a hacer…

…Click, clack, click, clack.




I beg you



 Por favor.

<<Te pido que no me cortes las alas, si ya sé, parece una frase hecha, de esas que recuerdas gracias a una canción, pero es verdad, te lo juro.
No me arranques este puro corazón obligándome esposada a trabajar para tu absurdo negocio de sonrisas robadas.
Te lo suplico, de rodillas, besándote los pies si hace falta, te lo estoy pidiendo, no me encierres, déjame volar, solo soy un estorbo, no valgo para nada, si me sueltas moriré, te lo aseguro, le harás un favor a este mundo quitándole un peso de encima como yo.
Solo eso, solo te pido que me abras la puerta y que me dejes irme, no te pido nada… ni víveres para comer, nada.
Por favor… Por favor… solo eso… irme de aquí… por favor… >>

Sigo aquí, encadenada, no me he ido y no creo que lo haga nunca, no me dejara irme.


Firmado: La mariposa. 

In the end.




Pum.
Un disparo atraviesa su cabeza de sien a sien. La sangre salta y a cámara lenta se aprecia la cara de dolor que se le queda.

Pum.
Con temblor, con miedo, el pie derecho decide dar el paso y salta. Cincuenta pisos más abajo, unos segundos después su cuerpo arremete contra el suelo.

Pum.
Empuja el respaldo de la silla con el pié izquierdo. La silla se vuelca y al instante la cuerda se cierra sobre su garganta cerrando el aire, en un segundo su corazón se para.

Pum.
La mano se acerca a la boca y descarga ahí las pastillas. Se las traga. Primero algunos mareos, después un suelo frió que guarda el cadáver.

Pum.
El tren viene por la derecha, a pesar de que éste pita fuerte indicándole que se aparte. Pero no hace caso y espera el momento adecuado, el instante, el segundo en el que salta al centro de las vías.

Pum.
Hay miles de formas de quitarse la vida, de abandonar este absurdo planeta.
Pero la peor de todas, es olvidarse de uno mismo. 

Un poquito de mí.


 Hola, a secas, sin exclamaciones, ni besos, ni abrazos, solo eso, Hola.
No sé cómo hacer este manual, principalmente, porque ni yo misma se como soy, además nadie se ha interesado nunca en conocerme como para que me pueda ayudar en esto.
Allá voy.
Soy soñadora, a veces más de lo conveniente.
Soy de esas personas que en las disputas, se quedan calladas y esperan a que el otro termine, cuando es así, me voy. No soy muy cariñosa ni amable.
Cuando hablo es para decir lo que pienso, si no es así, me quedo callada.
No tengo un estilo definido.
Me gusta agradar a aquellos que me han prestado ayuda alguna vez.
No me sé explicar.
Para mí, siempre llevo la razón, aunque a veces ceda por la cabezonería de los demás.
Odio a la sociedad.
Soy atea, no creo en nada, solo en mí misma.
Tengo la tentación de confiar en los de mí alrededor, lo malo, es que luego me fallan.
Soy de esas personas que hablan mal de la gente a sus espaldas, lo acepto.
Me gusta caminar sola por la calle, sin música ni hostias.
Conozco a la gente que me rodea.
Siempre me entero de todo.
Se me da muy bien mentir.
Aprendo rápido.
No le tengo miedo a la muerte, si no al sufrimiento.
Soy cobarde.
Me duelen muchas cosas que luego nunca digo.
He aprendido a no depender de las personas, luego estas se van.
Pienso muchas cosas pero no digo ninguna.
Soy de esas que hablan y después piensan.
De las que no se arrepienten de sus errores.
Creo en el destino, pero no en la suerte.
Tengo muchas metas.
Hago demasiado caso a lo que los demás piensan y poco caso a lo que yo pienso.
Me importan los demás, pero no lo demuestro a menudo.
Las muertes no me afectan, al menos no que yo note.
Mi pasado no me pesa.
Nunca lloro.
Soy de esas a las que juzgan sin conocer, y después de conocerme se callan y agachan la cabeza.
Me gusta observar.
Siempre dibujo una sonrisa en el cristal del baño con el vaho después de darme una ducha.
A veces me molesta que la gente no me conozca.
Me agradan los pequeños detalles.
No soporto a la gente falsa a pesar de que a veces yo soy una de ellas.
Me gusta mirar mal.
Me gusta hacer el tonto.
Mi personalidad cambia según con quien esté.
Aprendo solo a base de golpes.
No me gusta dar pena.
Nadie me conoce del todo, nadie ha intentado hacerlo.
Guardo muchos secretos que algún día contaré.
Soy una persona sana, odio el alcohol, el tabaco y la droga.
Pienso mucho y actúo poco.
Realmente esto es innecesario, estúpido y sin sentido, a nadie le interesa como sea a parte de que esto no me describe ni un ápice.
Solo hay  una cosa que me gustaría…
Que alguien, me conociera, lo suficiente para saber que me pasa y porqué, alguien nuevo al que le pueda decir todo sin reparos, contárselo todo, toda la verdad y que no me mirara mal. Alguien, quien sea. 

sábado, 22 de diciembre de 2012

Sin nombre.

Las luces de la navidad alumbran las pocas ganas de pensar que me quedan y el frío congela las escasas ideas que se pasean por mi cabeza aún con miedo de salir fuera y morir congeladas.
Ya nada tiene sentido y mis pies se mueven automáticos con el temor de que si se quedan quietos ya no vuelvan a moverse más. 
Las calles se cierran a mi paso y como moisés con su grupillo de fans en la biblia, voy marcando mi propio destino, aunque realmente sé que de poco servirá. 
Por eso te pido que me dejes regalarte estos versos sin rima escritos en prosa y sin contexto alguno que no viene a cuento, por eso te pido que los escuches y los guardes en tu memoria para cuando te acuerdes de este momento o simplemente para que almacenes algo salido de este sucio y desdichado desván que es mi corazón. 
Y no son lamentos, pues los muertos no se lamentan. Y no son crónicas, pues no hay nada que contar. Y ni mucho menos es un diario pues no hay más que una sola página. Y tampoco es una carta aunque se asemeje, pues no hay ni destinatario ni remitente. Y no son palabras al azar. Definitivamente, lo que son, solo lo sabe aquel que le quiera poner nombre, hasta entonces, son anónimos.  


Solo eso, ya te puedes ir. 
Aún nos quedan palabras por decir y miedo a preguntar.

Llega un día y nada.



La luz tintinea antes de encenderse del todo. Después la habitación se muestra tal  y como la dejé, hecha una mierda.
Las sábanas se amontonan en una esquina como un nido de pájaros, sobre la mesa el correo sin leer se ha llenado de polvo y las persianas bajadas muestran ahora un aspecto más mugriento si cabe que el de antes.
Me fijo tan solo un segundo en los miles de posters que colgaban de las paredes y que han acabado tirados por el suelo y bocabajo, cubiertos de polvo. Son de grupos que en su día pensé que serían eternos y ahora ya ni me acuerdo de sus nombres, son de canciones que me parecieron perfectas, y que ahora me dan arcadas, son de momentos que pensé geniales y ahora ya ni recuerdo.
La alfombra ya no es lo que era y está llena de agujeros seguramente a causa de ratas. En todas las esquinas hay un grupo de polvo y suciedad que si soplara seguramente llenarían el ambiente de negro humo carbón.
El colchón muestra un color amarillento en el que parece que ha dormido el borracho del bar de la esquina. A los pies de ésta todavía queda intacta, la mochila llena de libros, me parece apreciar que es lo único en toda la habitación que no se ha deteriorado.  
En el techo las telarañas se acumulan y las moscas quedan atrapadas en ellas.
Ando hacia la puerta carcomida también por las termitas y hecho un último vistazo a lo que fue mi guarida de pensar hace ya mucho tiempo. Desde luego nada de lo que hay es lo que fue.
Todo se deteriora. El tiempo juega en la misma medida para todos, nadie se queda atrás. 

Y todos saben que...


Vengo de un lugar extraño, de un camino movido y de unas montañas altas y  largas, como picos de fuego.
Vengo de lugares remotos y de mapas confundidos, vengo de allá de donde tú quieras que venga, vengo de la luz y de la oscuridad.
Vengo de las miradas entre extraños, de las pisadas en caminos por hacer. Vengo de desiertos de agua y mares de arena. Vengo de las llamas del herrero.   
Vengo de bosques hechos de magia y de filosofías hechas al amor. Provengo de chispas entre armas y de gravilla de caminos cruzados.
Vengo de carreteras perdidas en el horizonte y de expresiones futuras.
Vengo de copas de los árboles como borrachos por las esquinas. Vengo de murallas extensas y pueblos perdidos.
Vengo de un todo y un nada.
Vengo de voces y gritos
Vengo de lamentos y bendiciones.
Vengo de religiones y miradas.
Vengo de ojos y bocas.
Vengo de rumor en rumor, de sonrisa en sonrisa.
Vengo como una mala enfermedad, o como una buena noticia.
Vengo de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad.
Vengo de cultura en cultura.
Vengo de persona en persona. De camino en camino.
Vengo como una conversación.
Vengo como las llamas.
Vengo como el águila al nido.
Vengo de mente en mente.
Y como vengo, me voy.



Fdo. La inspiración. 

jueves, 20 de diciembre de 2012

Un nudo en el estómago...


Confusión.
Un mar de confusión y angustia.
Y te paras
Y piensas.
¿Qué coño me pasa?
Y respiras.
Y no sabes nada.
Y te dices.
Qué más da, ya se me pasará.
Y sigues.
Pues sabes,
Que esto es lo que toca
Y no te queda otra. 

Se siente débil.



Abres el cajón, lo estas buscando, no puede haberse perdido. Como una loca rebuscas por todos los recovecos hasta que una punta afilada te indica que la has encontrado. La sacas, la miras como reluce y la alabas por su belleza cortante. Miras tu cara en el reflejo de su filo, apartas la mirada, no te quieres ver. Una lágrima baña el objeto y la limpias rápido. Sales del baño y entras en tu habitación. En ella te sientas al lado de la pared llena de puñetazos. Te encojes y alargas las mangas de tu camiseta para que recubran también tus manos. Agachas la cabeza y respiras cansada. Miras hacia la ventana. Después te subes la manga de la camiseta y rastreas con la mirada tu muñeca. Marcas de guerra como cuchillos se reflejan en ella. La última todavía está roja y escuece. En la otra mano se encuentra la cuchilla, amenazante y sutil a la vez. La acercas a tu muñeca y cierras los ojos. Aprietas los labios a la vez que el filo contra tu piel. Al principio solo es un simple punto, luego lo estiras haciendo un uno en números romanos sobre tu cuerpo. La sangre poco a poco se desliza marcando su propio recorrido. No quieres gritar, ni llorar. De tus ojos salen lágrimas, de dolor y de rabia. Te muerdes el labio y callas tu alma. Tiras la cuchilla al suelo y la miras con odio. Con la lengua recoges las pequeñas gotas de sangre que caen de tu muñeca. Limpias la herida con papel y dejas que cicatrice poco a poco. Te vuelves a esconder sobre ti misma y te sientes débil. Después te levantas, limpias la cuchilla y la guardas prometiéndote que no lo volverás a hacer, aunque sabes que es mentira. Tragas saliva y sientes el profundo dolor que todavía te produce el corte. Cierras los ojos y tú piensas que caes, y que nadie te va a coger abajo.  Ahora tu cuerpo se esconde de ti y ni tú misma se fiaría de si, te estás haciendo daño.  Con disimulo te apartas del mundo y deseas tan solo un momento, que alguien te eche de menos. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Definitivamente.

He dejado de verte en el mapa, he perdido tu rastro y mi dedo ya no sigue tu camino, has desaparecido, ¿será que me he olvidado de ti? Será tal vez que ya no estás ahí, que se te ha llevado el viento como si fueras humo. Será tal vez que el libro a cambiado, o que ya nadie nos escribe, será que tal vez ninguno se ve y los lazos se han roto, puede ser, que todo se haya echado a perder, o que las cenizas de lo muerto han volado en la playa por fin. Pueden ser muchas cosas y finalmente solo será que te has ido y yo he dejado que lo hagas. 

No lo pillas ¿Verdad?

Me resbala si follas o fallas. Si estudias o prefieres trabajártelas. Si odias los domingos o si cuentas por ahí que yo estaba loca por ti. Si eres victoria o fracaso. Si te sigue faltando cerebro o te sigue sobrando de ahí abajo. Si bebes para divertirte o para olvidarte. No me quedan ni canciones que recordar, ni canciones para recordarte. He aprendido la lección bien aprendida a base de palos y no me han quedado ganas de volver a verte, ni de noche, ni de mañana. Porque las ganas y la complicidad ardieron en el infierno. Y no me han quedado ganas de ti en general. Sólo una indignación que se parece a la resaca de los domingos y un poco de odio hacia todo lo que tenga que ver contigo. Nunca fui tu amiga, pero aún así, soy una de las mejores cosas que han pasado por tu vida, demasiado buena para un amante de las mentiras. Y cuando llegue el día en el que hagas un repaso de tu lista y sientas ese no se qué porque yo ya no estoy en ella, me verás a años luz de esta pesadilla.
Porque, haber si te enteras, A-DIOS. 

Y somos.

Somos como una caja de música. 
Una caja que canta y canta y parece que nunca va a terminar, pero si termina.  
Y somos lo que ya no queremos ser, convertido en contrario, y la música sale de nuestra caja y lo representa en una melodía continua que no culmina. Y sonreímos y asentimos y respetamos cada canción, porque el mundo está echo de música. Y las notas marcan la trayectoria y el pentagrama es nuestra acera. La clave es la forma en la que decidimos vivir, el compás marca como de rápido olvidamos, y el tiempo es parte de nuestro pensamiento y así poco a poco. Las alteraciones son sorpresas, para mejor o para peor y cuantas hojas tiene la obra es, cuanto hemos vivido.