Y tu te marchas, sintiendo, que será poco, que es para respirar algo nuevo, algo raro. Te alejas, convencido de que, solo es un simple apego, el que te dice que te quedes, que no te vallas.
Pero, tras dejarlo, ese lugar que te a visto crecer como persona, esas personas que te han visto crecer en torno al lugar, ese aire, ese paisaje, eso, que te ha acompañado a lo largo de tu larga, corta o temporal vida, y te a observado, como te caías, como te levantabas y como te volvías a caer.

Y lo ves todo de una perspectiva diferente, lo ves ajeno y borroso. Aunque tu si sientes esa nostalgia que te confirma que ese es tu sitio, sospechas, que no, que ellos no sienten ese apego hacia tu persona.
Y pensando, te das cuenta, de que en la distancia, todo esta roto, todo ha llegado a su fin, y comienzas ha hacer una montaña de un grano de arena. Los silencios tras el teléfono, los malinterpretas, las bagas contestaciones por el chat, te dices que son claras muestras de que te han olvidado.
Pero te equivocas, luego vuelves, y todos te reciben con los brazos abiertos, tu lugar, no se ha movido, sigue igual, con algún cambio, con algún aire diferente, pero no, ellos de verdad, sintieron nostalgia de ti, y tu de ellos. Y regresas, y te das cuenta de que, al fin y al cabo, todas tus sospechas y noches sin dormir , eran en vano, pues te echaban de menos. Mas, tu sabías en el fondo, que la distancia, no borra caminos, que si le dabas la vuelta, esa distancia que supuestamente te separaba, era también, la que te unía.
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gotas llenas de sentimiento