Es como un pequeño rayo de luz. Y aunque pequeño, es fuerte
y seguro. Como un roble recién plantado que se agarra a la vida con sus futuras
grandes raíces.
Y también sonríe. Y oh, cuando sonríe no importa quien la
mire, porque, simplemente lo hace, y es tan simple y tan pequeña, y tan fuerte
y a la vez tan extraordinariamente ella, que cuesta verla de verdad.
Cuesta verla porque, la ves y no la ves, a intervalos de
pequeños segundos en un gran bosque que se interpone entre ella y tú. Se
esconde y se encoje para que, traicioneramente, no la encuentre nadie. Porque
le gusta estar ahí, acompañada pero desde la lejanía, con miedo a que alguien
pase sus potentes y grandes árboles y la derriben.
Y por eso, cuando ella dice algo, no la escuchan, y grita y
se intenta hacer oír, pero el viento y las hojas se llevan sus palabras y nunca
llegan a su destino, o tal vez, porque simplemente, nadie la escucha desde tan lejos. Y la sinfonía de su risa si lo
hace, se escucha más allá de las tormentas y el aire sordo y taciturno, más
allá del bosque y del océano que se interpone entre ella y tú, y por eso, por
esa melodiosa y grácil risa, por eso, intentas pasar. Cruzas y entras y quieres
llegar a ella, como un grito de orgasmo que no has sentido lo suficientemente.
Y buscas y cortas. Y por fin llegas. No es ella, o lo es y no lo es.
Cuando la ves, a centímetros de distancia, sientes que es la
primera vez que puedes decir que sabes lo que es el color y la intensidad,
porque ella es un sinónimo de todo ello. Porque antes, la vislumbrabas, te
imaginabas lo que no llegabas a ver y soñabas con algo más. Antes se veía entre
nieblas y era débil y silenciosa. Ahora no, ahora la ves y la sientes, su vida
se te clava en la piel y disfrutas de la sensación. Ahora su risa te traspasa,
y piensas ¿Por qué no estaba yo aquí antes? Y
la ves de verdad por primera vez y te encanta.
Y desde donde tú estás puedes ver al resto de atontados que
hay al otro lado del bosque y que se esfuerzan por pasar. Se frustran y no
siguen tu risa porque, no está a su alcance. Y me dan pena, porque, ellos no
saben lo que es ella de verdad. No tienen ni la más remota idea de cuál es el
color de sus labios a tan poca distancia ni el sabor de su risa en tus oídos.
Ni saben cómo es su voz, ni su llanto, ni nada. No saben el color de sus
sentimientos, y, desde tan lejos, no la comprenden.
No tiene sentido tampoco describirla.
Te sorprende.
Con cada movimiento y pequeña palabra.
Te sorprende.
Es algo nuevo, una fruta de una remota isla perdida, un
nuevo sabor que te estalla en la boca. Así son sus movimientos, así es ella.
Puede que no la veas, pero, si te acercas, si lo intentas,
oh, si lo haces, estarás completamente perdido por su intensidad. Una pequeña
dosis de droga con cada mirada.
Y también es serena, y emoción y calma todo junto. Es suave,
ligera, intensa.
Te puedes drogar y ahogar con su nombre, todo a la vez.
Puedes dejarte llevar por ella, por su deliberada calma y
sus gráciles e intensos arrebatos. Puedes embarcarte sobre el Mar que es, y
dejar que te guíe. Puedes sentir la intensidad con la que te quiere. Cada
pequeña y débil palabra, cada gesto, cada cambio. Cada perdón y cada risa.
Puedes sentirlo. Y oh, puedes vivir de ello.
Y oh, ella no es un mito, ella es real, y ella, ella es Mar.
Parece la descripción de la felicidad esperada por el poema co-razones, porque la felicidad es inconstante y de un instante a otro pasa de estar tan cerca, a tan, tan lejos...también encuentro esa similitud entre el mar y la felicidad por el batir de las olas, tan intenso y tan débil a veces, y por la vida, que el mar desprende, que el mar da vida y protege y guarda a todos los seres que viven dentro de él, y bueno, la felicidad aquí y ahora, es 'ella' , se la suele representar como una figura femenina y dudo que sea simplemente porque sea una palabra del género femenino. Simplemente asociamos la felicidad a la delicadeza, a la belleza, al amor, a las curvas perfectas de las esculturas griegas de afrodita y atenea y helena, y bueno, vamos, que siempre acabo interpretando justo lo contrario a lo que tú escribes, no debo pillar las metáforas bien o algo, JAJAJA.
ResponderEliminarpublica pronto, y pásate cuando quieras:)
Ya te dije antes que la interpretación es libre. Pero supongo que llevas parte de razon, en todo. Ella, oh, ella si es felicidad, explosión. Es todo y nada a la vez. No es la felicidad en si, pero podría llegar a serlo. Ella es una chica, y oh, si la conocieras sabrías de lo que hablo.
ResponderEliminarEn cierto sentido es lo que tu dices, y lo has pillado a la perfección.
Al fín y al cabo, cada mente tiene sus habitaciones y las letras llegan a ellas de formas diversas, con esto quiero decir, que no todo, tiene el mismo significado para todos.
Me voy a pasar ahora mismo.
Gracias por todo, vamos, lo de siempre.
Besos.