Vivimos en una eterna incertidumbre, y la única forma de asumir esa incertidumbre es a través del arte.

miércoles, 1 de agosto de 2012

" Encantando silencios "

Se mantenía en el aire, paciente, constante, ligera, la hoja no caía, ni se elevaba ni se perdía entre la gran foresta del bosque, estaba ahí, aguardando... esperando a un nuevo día, una nueva etapa, una nueva clase que le enseñara algo que poder aprender, pues como el viejo y suave tintineo de las gotas  me enseñaron, de todo se puede aprender, todo y nada tiene algo que mostrarte, algo nuevo. 
Y ahí estaba aquella hoja, que sin darse cuenta, se había deslizado por el arrugado y solitario tronco de aquel árbol centenario hasta acabar tumbada sobre otro manto de diferentes seres que al igual que ella, aguardaban. 
Yo, solitaria y paciente, recostada sobre aquel lecho de hojas, oía el cálido sonido de las gotas al caer sobre mi capucha, el piar ligero de las primeras gaviotas de la mañana sobrevolando el océano azul mas allá del bosque en el que yo me encontraba. 

La brisa ligera revolvía mi cabellera haciendo que varios mechones se cruzaran por mi cara, haciendo que una pequeña risa se escapara de mis labios. Mire atentamente como una hormiga atrevida se había aventurado por el camino de mi piel atravesando la explanada de mi mano, y como, confundida por el monótono color de esta la engañaba a la hora de elegir lugar por el que ir. Deshaciéndome de este pequeño ser con delicadeza, me levante sacudiendo las hojas que se habían pegado a mi pantalón, quedando así de pie, y en perfectas condiciones de observar mi entorno desde una perspectiva mas alta. Reparé entonces en la débil pero alegre voz que pronunciaba mi nombre con persistencia, llamándome de forma que yo acudiera a su reclamo, pero, en ese momento no encontraba razón alguna por la que dejar de disfrutar de ese entorno para volver al apagado y ruidoso sitio al que pertenecía, estaba a gusto y ningún pensamiento de los muchos que se hallaban en mi cabeza en esos instantes, me decía que acudiera a la llamada, así que sin mostrar intención alguna de volver, me encamine hacia el profundo y mágico lugar que ya horas atrás me había enseñado a escuchar, algo mas que la propia voz de la persona, algo más que lo audible, y me había mostrado el bonito y relajante sonido del silencio. 

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gotas llenas de sentimiento