Menos mal. Menos mal que no te mostré este pequeño
escondite, menos mal, que no te dije todo lo que te tenía preparado para decir.
Y ahora respiro tranquila sabiendo que paré a tiempo, que paramos ambos, pues
sabíamos que esto no era de verdad. Los dos sabíamos que esto era un simple
juego, un simple juego del que en cualquier momento saldríamos y no pasaría nada,
y fue así como salió, terminamos la partida, salimos del juego, y ninguno de
los dos se hundió, pues no era real. Y me doy gracias a mi misma, por no
haberte mostrado todo aquello que tenía pensado enseñarte, me doy gracias, por
no haberte mostrado todo mi ser, ni haberme abierto a ti, pues habría sido un
error.
Y ahora, al salir de este juego de niños, este “te quiero
más que a nada en este mundo” falso, siento que he aprendido, he aprendido, que
no puedo ser así de inocente y débil. Porque sé, que ninguno de los dos sentía
el “te quiero” que decía, porque puedo jurar a la luna que ambos sabíamos que
todos los “siempres” prometidos, tenían fecha de caducidad, y estábamos enterados
de ello, pero no lo dijimos, por miedo, por temor, por no querer acabar la
partida tan pronto.
Pero, hemos dejado de jugar, y solo ha pasado el viento,
tampoco a cambiado nada, la indiferencia, nada más, ahora es más profunda por
parte de los dos, la ignorancia, huir de la mirada del otro cuando te cruzas,
eso es, solo eso, y así demuestro, que ninguno de los dos se quiso. Y así
compruebo que esto no llegó a ser sueño, ni página, no puedo pasarla, pues solo
son una o dos líneas que hemos borrado y ahora ni existen, tal vez en la
memoria de unos cuantos, en algunos más que en otros, pero nada más. Eso es
todo, un juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gotas llenas de sentimiento