Cada humano tiene una bestia y una víctima potencial, y cada
una de esas facetas nos va destruyendo poco a poco, somos finalmente nuestro
antídoto y nuestra destrucción al mismo tiempo. Nos engañamos y culpamos al de
al lado cuando en realidad le hemos
empujado para que nos dispare, si, empujar, ¿por qué? Porque inconscientemente
estamos un poco hartos de este mundo y deseamos que alguien acabe con eso pero
somos demasiado miedicas como para finalizarlo nosotros mismos.
Y queremos, queremos en cierto modo cambiar ese parecer y
disfrutar de esto un poco, intentando no culpar a los demás de tus pequeñas e
insignificantes desgracias… pero pasa que nunca estaremos conformes y
constantemente nos entrarán las ganas de fastidiar al de al lado para que nos
devuelva la pelota y así comenzar otro partido de disputas que nos entretiene
un rato en esta vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gotas llenas de sentimiento