Vivimos en una eterna incertidumbre, y la única forma de asumir esa incertidumbre es a través del arte.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

† Condenas.


Todos se habían ido y nadie quedaba en aquella habitación, la habían dejado a ella sola, con su Vodka y su guitarra. Conecto el amplificador y un primer acorde llenó el espacio para dejar paso al siguiente, uno detrás de otro y al final una canción.
Su pelo largo y rubio  británico contrastaba con sus ojos oscuros y tez blanca, acompañada de labios negros y sobra de ojos del mismo color. Ella tocaba su guitarra haciendo vibrar los objetos de esa casa en la que no había nadie, pronto llegaría el vecino a quejarse por el ruido, acompañado de otros tantos con las mismas pamplinas. Tenía poco tiempo y quería aprovecharlo al máximo, subió el volumen del amplificador hasta que no oyó ni sus propias palabras y rasgó con las uñas las cuerdas de metal, miles de acordes sonaban ahora a lo largo de toda la calle y los vecinos se gritaban para hacerse oír, nadie sabía que pasaba, pues la música provenía de todas partes, todos se peleaban por obtener la razón y Mía sonreía desde la habitación, sabiendo que era la causante de toda esa disputa.
La joven se dijo que ya era suficiente y dejó la guitarra a un lado, todo quedó en silencio ahí dentro. La chica bebió un par de tragos de ardiente Vodka negro y se encendió un cigarro para quemar sus ideas una vez más. Expulsó el humo con sus labios negros y bajó las persianas, la oscuridad le impidió ver su reflejo en el espejo y se durmió en el suelo con la cabeza cargada de humo, alcohol y notas.

Su música los vuelve locos, locura dañina. 

1 comentario:

  1. Hola! Me gustó mucho el texto,tu forma de describir enamora,y aunque el texto no es muy xtenso,deja un mar de imaginaciones en la mente para todo el que se moleste en leerlo.Un beso,sigue asi:)

    ResponderEliminar

gotas llenas de sentimiento